Y los toneleros devolvieron la alegría
Este invierno Múnich celebra la Schäfflertanz, o Danza de los toneleros, un tradicional baile datado del siglo XVI y que tiene lugar en la ciudad cada siete años. Poco menos que estrellas de rock por unas semanas, los toneleros andan de gira hasta el martes de carnaval (5 de marzo). Actúan de sol a sol en los diferentes barrios según se les solicite.
Cuenta la historia que allá por el siglo XVI hubo una danza que marcó un antes y un después en la historia de Múnich. Los ciudadanos pasaron de la depresión y reclusión total causada por los miles de muertos que había dejado la peste, a la alegría y regocijo del festejo en las calles.
Era 1517, los muniqueses se habían recluido en sus viviendas intentando escapar de la peste que asolaba la población. En las calles, solo circulaban los sepultureros y las personas enfermas, y los campesinos de poblados aledaños no se atrevían a entrar a la ciudad, lo que ocasionó una gran falta de alimentos. La miseria era tal que, incluso después de la desaparición de la plaga, nadie se animaba a salir de sus casas. Esto ocasionó un drástico cese de las actividades productivas y económicas y generó pánico por un posible brote de nuevas enfermedades.
Pero alguien apareció para cambiarlo todo. Un ciudadano corriente que pertenecía al gremio de los toneleros, los fabricantes de barriles de cerveza, cuyo nombre no aparece en los registros, tuvo la brillante idea de salir a las calles a brindar un espectáculo nunca antes visto, con el fin de animar a la gente para que dejara de quejarse y lamentarse.
Aquellos que se encontraban encerrados en sus casas, escucharon que algo estaba pasando afuera. De repente, una música alegre sonó en las calles de Múnich y todos, por primera vez en mucho tiempo, se asomaron a las ventanas para ver de qué se trataba.
Poco a poco, los vecinos se fueron reuniendo en la plaza del mercado alrededor de unos toneleros que estaban bailando en círculos y haciendo morisquetas graciosas a niños y adultos.
Para ese entonces, muchos creían que el resto de sus amigos o familiares habían muerto a causa de la peste y se sorprendieron al encontrarlos en la plaza, también cantando y bailando al ritmo de la danza de los toneleros. Dicen que la alegría fue tal, que todos retomaron sus rutinas y volvieron a trabajar con fuerzas renovadas.
Esta historia quedó inmortalizada en el carillón, ubicado en la torre del Neues Rathaus en Marienplatz, y gracias a ello podemos disfrutar del espectáculo todos los días varias veces al día.
De gira cada siete años
Pero aún hay más: cada siete años, es posible ver a los toneleros en persona danzando por las calles de Múnich, tal como lo hicieron en 1517. Por suerte, este 2019 es uno de esos años.
Extraordinariamente solicitados mientras dura la temporada de danza (tiempo de carnaval), se trasladan de un punto a otro en su bus personal y van acompañados por una banda de música y por su característico arlequín. Este bufón es el encargado de entretener al público haciéndolo participar y pintando las narices de negro de forma amigable y simpática.
Originalmente, el schäfflertänzer (bailarín tonelero) tenía que ser soltero, tener una reputación perfecta, ser tonelero entrenado y haber vivido al menos dos años en Múnich. Esta tradición tuvo que romperse por primera vez en 1963. Debido a la falta de bailarines, los toneleros casados también fueron admitidos. A partir de 1970, fue necesario hacer uso de bailarines no profesionales y de otros oficios para poder conservar el baile tradicional.
Los espectáculos son gratis y hasta es posible conversar con ellos y sacarse fotos luego del baile.
Si te acabas de enterar o aún no pudiste verlos, estos son los días y horarios.
Más información:
Video de la danza de la web oficial muenchen.de:
Espacio web dedicado a la Schäfflertanz en muenchen.de (alemán)
Web de Fachverein der Schäffler Münchens
Muniqeuando: La danza de los toneleros cumple 500 años, y sale a la calle