Dieter Reiter revalida el mando en las horas más difíciles
El socialdemócrata Dieter Reiter se ha impuesto con contundencia en la segunda vuelta de las elecciones a la Alcaldía de Múnich y accede a su segundo mandato. Con su partido (SPD) en horas bajas, se verá obligado a formar un gobierno de coalición, probablemente con el partido verde, die Grüne. Por delante un reto mayúsculo: guiar la ciudad en sus horas más bajas en décadas para afrontar la crisis del coronavirus y trazar la hoja de ruta posterior que permita sellar la profunda grieta social y económica provocada por el virus.
Los pronósticos apuntaban a una holgada mayoría y las urnas así lo ratificaron. El pasado domingo 29 de marzo Dieter Reiter (SPD) salió finalmente reforzado de las votaciones, en la segunda vuelta de las elecciones municipales (a Alcalde). Casi triplica los apoyos recibidos por su rival, Kristina Frank (CSU), superando el 71,7% de los votos por el 28,3%.
Un panorama muy diferente al de 2014, cuando el SPD muniqués se desplomó en las elecciones municipales por primera vez en décadas y se vio superado por la CSU, mientras un Dieter Reiter casi desconocido por aquel entonces, que se estrenaba como candidato a la sombra del celebérrimo Christian Ude, salvó la Alcaldía para los socialistas sobre la campana, al ganar en segunda vuelta con apenas un 56% de los votos (en primera vuelta había ganado por tan solo tres puntos).
No exenta de polémicas, su primera legislatura le ha servido a Reiter para labrarse un perfil propio y, aunque el SPD sigue sin levantar cabeza y ha perdido otros 8,8% de apoyo respecto a 2014 y se ha visto relegado a tercera fuerza en el Ayuntamiento, Dieter seguirá siendo el Alcalde de Múnich por otros seis años.
Por delante, este administrativo suabo de 61 años que ha hecho carrera política desde dentro (es diplomado en Administración y funcionario del Ayuntamiento de Múnich), tiene un reto mayúsculo, como es pilotar la salida de la crisis del coronavirus en una de las capitales más ricas de Europa. Además tendrá que hacerlo mediante un gobierno de coalición en el que su partido será la fuerza minoritaria. Un terreno pantanoso en el que Dieter Reiter está obligado a dejar su impronta. No le queda otra.
