Burghausen y el castillo más largo
Bañada por el Salzach, en la frontera con Austria, Burghausen es uno de los tesoros mejor guardados de Baviera. Por un lado, con su casco histórico barroco; por otro, con su precioso castillo, el recinto fortificado más largo del mundo.
Unos 100 kilómetros al este de Múnich, la pequeña ciudad de Burghausen (18 800 habitantes) conserva un interesante casco histórico, en el que sobresale su castillo, un recinto fortificado que, con sus 1051 metros de longitud, está considerado el más largo del mundo.
La ciudad se sitúa en la frontera con Austria, en concreto con la Región de Salzburgo. De hecho, es el mismo río Salzach el que delimita la separación entre Baviera y la región austriaca. Un río que ha marcado la historia de la ciudad desde su fundación, pues asentamiento y castillo están vinculados a la ruta de la sal, y su protección. Una ruta fluvial que permitía el transporte de sal a través del Salzach, desde las minas en la zona de Hallein, a escasos kilómetros de Salzburgo, hasta la misma Burghausen, lugar desde el cual se emprendía el transporte terrestre hacia otros puntos del Sacro Imperio Romano Germánico.
Ya en el siglo XII, el castillo de Burghausen cayó en manos de la familia Wittelsbach, gobernante en Baviera. Durante la división del ducado de Baviera, en la Baja Edad Media, Burghausen se convirtió en la segunda plaza en importancia dentro del ducado Baviera-Landshut.
A lo largo de siglos, el complejo fue ampliado, sumando numerosas instalaciones defensivas y residenciales al complejo principal del castillo. De ahí que el recinto amurallado actual acoja todo un vecindario en el que todavía residen unas decenas de familias. Un espacio que supera ligeramente el kilómetro de longitud, sobre un estrecho promontorio que comunica con el casco antiguo de Burghausen, al oeste.
En cuanto al centro histórico, el de Burghausen, como tantos otros en la zona comprendida entre Innsbruck y Passau (caso de la misma Salzburgo), ofrece un un compendio de coloridos palacetes e iglesias católicas de corte barroco. Edificios que siguen el denominado estilo Inn-Salzach, caracterizado, entre otros, por las fachadas a nivel por encima de tejado (se oculta así el tejado a dos aguas), el uso de colores pastel o los miradores.
Dada su disposición, encajonado entre el río y el castillo, el centro histórico es muy sencillo de visitar, con unas pocas callejuelas longitudinales. Destacan la Stadtplatz, plaza alargada llena de palacetes o Die Grüben, también conocida como Street of Fame. Esta denominación responde al puñado de placas de bronce que encontramos en el suelo, con las firmas de algunos de los más grandes intérpretes de la historia del jazz. Es el caso de Lionel Hampton, B.B. King, Stéphane Grappelly, Ella Fitzgerald o Chick Corea, entre muchos otros. Todos ellos han pasado por la Semana Internacional de Jazz de Burghausen, festival que se viene celebrando desde 1970, en el mes de marzo.
Visitar el castillo
De cara a afrontar una visita interior a la fortaleza, hay que tener en cuenta que el acceso al recinto es posible todo el año, de forma gratuita. No obstante, el edificio principal del recinto, el castillo en sí mismo, alberga dos museos de pago con horario restringido. La entrada a ambos es a través del patio principal, al final del todo del recinto.
Uno de ellos es el museo municipal de Burghausen, que solo abre de mediados de marzo a principios de noviembre. La entrada general cuesta 5€, y los horarios varían según si se visita en verano, o en primavera u otoño. Acoge dos exposiciones principales que presentan la vida en la ciudad y en el castillo, en la Edad Media.
El otro museo forma parte de la red bávara de palacios y castillos públicos, como la Residenz de Múnich, el castillo de Núremberg o el palacio de Neuschwanstein, entre muchos otros. También cuesta 5€, si bien permanece abierto todo el año, con cierre a las 18 horas en verano, y a las 16 horas en invierno.
Otros
Otro punto de interés en Burghausen es el claustro barroco de Raitenhaslach, fundado en el siglo XII y barroquizado a mediados de siglo XVIII.
Los amantes de la fotografía pueden además tomar unas fantásticas imágenes panorámicas desde el otro lado del río Salzach, ya en Austria. En caso de desplazarse en automóvil, simplemente hay que cruzar el puente que une Ach y el casco histórico de Burghausen, y subir hasta el mirador (indicado) unos metros más arriba, en Duttendorf. Es posible acceder también a pie, a través de una escalera, visible desde el río.
Más información:
Web turística (oficial) de Burghausen
Cómo llegar desde Múnich:
Por carretera, hay unos 110 kilómetros de distancia. Se necesitan unos 90 minutos, y hay varias opciones de llegar. La más sencilla probablemente sea seguir la Autopista 94 en dirección a Passau, y abandonarla en la salida de Burghausen, a la altura de Marktl.
En tren se necesitan dos horas, y por lo general hay que hacer transbordo en Mühldorf.
En Bayern a medida ofrecemos excursiones privadas a Burghausen y por la Alta y la Baja Baviera.
marta - lalibretaroja
Cuando pienso que me conozco Baviera, aparece un rincón nuevo en tu blog.
Gracias Jordi 🙂
J.O.
Conoces Baviera (además de verdad), pero es que es muy grande 😉
GuillerB
Tu libro está en Burghausen; allí lo dejé yo para un estudiante de Químicas en Munich (natural de Burghausen). Una curiosidad. Ese tejado típico, más que para ocultar el tejado a dos aguas, es para aparentar que la casa es mayor de lo que en realidad es..
Cualquier duda o necesidad que tengas de Burghausen, no dudes en consultar..
J.O.
jeje, gracias! Me encanta saber que el libro viaja. Sí, ese “tejado típico” (ese tipo de fachadas) lo encontramos en los valles del Inn, el Salzach y en algunos otros puntos de Baviera. Son casas preciosas; en el caso de Burghausen no están nada mal 😉 Abrazo desde Múnich
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