Opatija, cocina croata para todos los públicos

3 septiembre, 2013

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Con dos locales en el centro, el restaurante Opatija es uno de esos lugares en los que el viajero termina pidiendo asilo tras un periplo complicado a través de la gastronomía local. El elixir es cocina mediterránea a buen precio.

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Curiosamente llego recomendado por unos turistas al restaurante Opatija, en una callejuela junto al Tal. No es que no lo conociera, el lugar es totalmente céntrico y es un clásico en boca de la mayoría de guías turísticos que conozco en Múnich. Aún así, nunca me había llamado la atención. Hasta ahora.

Una vez dentro, y a pesar de no examinar exhaustivamente la carta, hay que reconocer que este restaurante de origen croata puede presumir de una cocina muy pero que muy correcta y unos precios más que ajustados.

Sobre la comida, es ideal para todos los públicos, también para las familias de turistas, ya que su carta abraza éxitos seguros como la cocina italiana o los platos bávaros más fáciles de vender como el schnitzel, a la vez que ofrece una interesante amalgama de especialidades balcánicas.

En mi caso, y dada mi experiencia limitada en el local, tengo que decir que la especialidad de la casa – Opatija’s Balkan Spezial Mix– me dejó más que satisfecho por 12,5 € –los precios son incluso más bajos a mediodía o según la variante del plato–. Estamos hablando de un señor plato combinado croata que incluye degustación de salchichas tradicionales, filete de cerdo asado y pinchos, aderezado debidamente con arroz, salsas tradicionales y patatas.

Clásico de la casa a partir de carnes y embutidos croatas

Además, Opatija es una alternativa más o menos segura para comer pescado, algo tan complicado en Baviera. Disponen de varias opciones de pescados mediterráneos a la plancha, platos combinados correctos y a un precio justo.

Sobre las alternativas de cocina italiana, sirven lasaña (8,5€) o pizzas a la leña (desde 8€ las completas), entre otros. En el tema de filetes a la centroeuropea, los niños pueden acogerse a los clásicos cordon bleu (7,9€) o schnitzel (unos 12 €). Completan la carta ensaladas que funcionan como plato único.

Por añadir, cabe recalcar que es un restaurante fantástico si el hambre nos carcome, viajamos con toda la familia o la cocina bávara nos aburre. Pero nada más. Esto es, se trata de un restaurante de mantel ochentón y estética que nos acompaña unas décadas atrás en el tiempo, así como un servicio de camisa blanca y pantalón negro, de los de bar de toda la vida. Por esta razón, puede resultar tan fantástico para unos como demodé para otros. Yo, comprendiendo a los segundos, soy de la opinión de los primeros.