El legado de Luis II en Linderhof recupera lustre: reabre la Gruta de Venus
Después de 9 años cerrada al público por trabajos de restauración y saneamiento, la Gruta de Venus de Luis II de Baviera ha abierto de nuevo sus puertas esta primavera.
Situada en los jardines del palacio de Linderhof, a 100 km al sur de Múnich, la Gruta de Venus es una asombrosa construcción artificial encargada por el rey Luis II de Baviera, el llamado Rey Loco, a finales del siglo XIX, en 1876. La gruta artificial, con sus 90 metros de largo y 14 metros de altura, fue una proeza técnica para su época. Excavada en la ladera de la montaña, se usaron ladrillos, yeso, alquitrán, piedra y hierro fundido para su construcción. El interior de la gruta es una sala enorme abovedada en la que el rey también ubicó un pequeño lago, una cascada, estalactitas y estalagmitas.
Territorio Wagner
La gruta está inspirada en una de las óperas de Wagner, Tannhäuser, y evoca el Monte de Venus, escenario del primer acto de la composición musical. Luis II de Baviera fue durante toda su vida un gran admirador de la música de Richard Wagner y se convirtió en su mecenas y protector. El arquitecto de la corte Georg Dollmann y el escenógrafo August Dirigl recibieron el encargo para construir la obra culminante de la arquitectura ilusionista y de fantasía de Luis II. Con el juego de luces artificiales en su interior, la gruta también quería imitar la famosa Gruta Azul de Capri, en el golfo de Nápoles, un lugar que Luis II nunca visitó pero que conocía gracias a relatos de viajes, cuadros y producciones de ópera. La iluminación eléctrica de la gruta, datada del 1878, permitía iluminar en diferentes colores su interior, y supuso el primer sistema de iluminación eléctrica instalado en Baviera.
Además, el rey encargó un sistema de calefacción interior que era capaz de calentar el lago artificial a 35 grados, para que el rey pudiera bañarse en él, y estufas ocultas que mantenían la gruta a 20 grados de temperatura. En el lago se colocó una barca decorada con forma de concha, parecida a la que usó otro de los personajes preferidos de Luis II, el caballero del Grial Lohengrin. El rey se paseaba en esa barca mientras los músicos tocaban en directo junto al agua. El cuadro monumental ubicado detrás del lago representa la escena del trovador Tannhäuser y la diosa Venus. Sobre la pintura monumental aparece un arco iris y junto a él una cascada.
El rey usaba este lugar especial como refugio privado, en tiempos de Luis II aquí no llegaban ni visitantes ni invitados. El monarca buscaba la soledad rodeado de la música de Wagner y de caballeros medievales, personajes que lo acompañaron durante toda su vida.
Inversión millonaria
Hoy se puede disfrutar de nuevo de la visita de la Gruta de Venus completamente restaurada, una labor que ha costado casi 60 millones de euros y cuatro años más de trabajo de lo previsto. Una construcción artificial asombrosa, una recreación romántica de una cueva ideada por un rey único, Luis II de Baviera, que fue un visionario y un amante del arte, de la música, de la arquitectura y de la ingeniería.
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