Sinceramente, Múnich clamaba a gritos la puesta en marcha de algo así: un mercado de comida callejera en las noches de los viernes. Lejos de ser la bomba, de entrada nos regala un plan alternativo al pedo en la cervecería.
Desde enero de 2015, Múnich cuenta por fin con un Streetfood Markt, un mercado de comida callejera, que se celebra todos los viernes desde media tarde, y hasta casi la medianoche, en el patio de una antigua instalación industrial de la Kathrina-von-Bora-Strasse, en los aledaños de la Königsplatz.
En las antípodas del concepto asiático de mercado callejero nocturno, el caos, sudor y chanclas a lo Khaosan; alejado asimismo, en cuanto a tamaño y público, de los enormes mercadillos similares que encontramos en Londres, Nueva York o Berlín, el Hall of Taste de Múnich, así se llama, es un gran paso para la ciudad, pues hasta la fecha no existía nada similar en un territorio copado por las cervecerías y las tabernas, a las que únicamente hacen sombra los biergarten y un puñado de terrazas afortunadas en temporada de verano.
A la espera de ver en qué deriva el asunto, esta temporada está siendo la bomba para el Hall of Taste, pues hay cola tanto para formar parte del mismo como hostelero, como, generalmente, para pasar a tomarse un bocata y una cerveza.
Iniciativa de un par de emprendedores locales, ya son decenas los camiones de comida que se han sumado, participando de forma esporádica o regular. Los perritos calientes de Isardogs, cuyo puesto está asesorado por el chef Patrick Coudert; los sándwiches gourmet del camión uruguayo Chivito o del Grillin’; puestos de comida asiática o tex-mex, Nipponnoodles y Salsa Verde, así como la furgoneta de bocatas de buey del restaurante Ringlers, Ox Grill, son algunos de los que acuden regularmente. Tampoco falta alguna alternativa vegetariana ni dulces, mientras que las cervezas no pertenecen al coto cerrado de las seis grandes –ofrecen Astra y Tegernseer–.
Los precios no son baratos, hablando de bocadillos como hablamos, partiendo de los seis o siete euros, aunque hay que reconocer que el material no es el que te dan en las caravanas del Oktoberfest.
Del lado del cliente, entrar al mercado cuesta dos euros por persona. En caso de que el clima acompañe, disponen de una zona de mesas al aire libre, una especie de biergarten sobre cemento; en caso de mal tiempo, el hall diáfano de la antigua fábrica se reconvierte en salón-comedor para los comensales. Un espacio, por cierto, en el que se dispone de un escenario, algo que nunca está de más hablando como estamos de un mercado nocturno para las noches del viernes.
En resumen, por mucho que no sea la bomba y aunque el mero hecho de pasarse ya cueste dos euros y, probablemente, un rato de paciente y aburrida cola a la muniquesa –léase, gente joven con gafas de pasta caras esperando civilizadamente–, el lugar ofrece bocados apetitosos, cuanto menos diferentes, sin duda una alternativa urbana con la que arrancar el fin de semana.
Más información:
Katharina-von-Bora-Strasse 8a
www.streetfoodmarket.de
Cómo llegar:
U-Bahn: U2, parada Königsplatz, o bien U4 y U5, parada Karlsplatz
Tranvía: Tram 27, parada Ottostrasse