Sumergidos de lleno en una pandemia global de dimensiones todavía desconocidas, Múnich también ha visto paralizada su actividad. Por el momento, los grandes eventos han sido anulados hasta verano y ya se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de cancelar el Oktoberfest.
Por mucho que la tasa de mortalidad (aún) permanece baja tras varias semanas de pandemia, los casos de coronavirus se cuentan por miles en Múnich (más de 2000 contagios y tres muertos confirmados a 28 de marzo) y la ciudad, como el resto de Baviera y la República Federal de Alemania, se encuentra prácticamente paralizada.
La actividad comercial y los restaurantes permanecerán cerrados, como mínimo, hasta el 3 de abril. Asimismo, los eventos (concentraciones de personas) y las actividades culturales y de ocio han quedado en suspenso hasta el 19 de abril. También las clases en colegios y universidades.
Esas son las fechas oficiales, aunque ya se especula abiertamente con la posibilidad de dilatar en el tiempo las restricciones en los diferentes campos. Con cientos de miles de contagios a nivel planetario, y sin las herramientas necesarias para erradicar el Covid-19 a corto plazo, la vuelta a la normalidad se antoja complicada, también en Múnich, y los grandes eventos planificados para 2020 en la ciudad o se han suspendido o se han aplazado.
Es el caso de los primeros festivales de cerveza, el Starkbierfest y el Frühlingsfest (aplazados sin fecha), de varias ferias internacionales (suspendidas o trasladadas en el calendario), decenas de conciertos en el Parque Olímpico o incluso de la Eurocopa, que tenía programados cuatro partidos de la fase final, los cuales han sido aplazados a 2021. También se ha pospuesto la Pasión de Oberammergau, que se celebra una vez cada diez años y que tendrá lugar dentro de dos años.
La sacudida es enorme y mientras tanto los contagios no cesan y la preocupación en la sociedad tampoco. En este escenario incierto, por primera vez el alcalde Dieter Reiter se ha pronunciado públicamente hace unos días sobre la posibilidad de suspender el Oktoberfest, el festival de cerveza más grande del mundo y que en 2020 está programado del 19 de septiembre al 4 de octubre.
Según sus declaraciones, de momento todo sigue según lo previsto y no se tomará una decisión hasta junio, justo antes del inicio del montaje de carpas en el recinto de Theresienwiese. Un par de meses de plazo para determinar si sería segura la celebración, pero también si la rentabilidad de este macro evento con seis millones de visitantes procedentes de todo el mundo estaría garantizada.
Mientras tanto, las grandes carpas siguen adelante con el proceso de reserva de mesas, que no van a proceder a cobrarle a los clientes hasta principios de verano. Hasta entonces, todo está en el aire en un contexto en el que el ocio colectivo ha pasado a ser un asunto totalmente prescindible.