O mucho cambian las cosas, o Palau está llamado a convertirse en uno de los locales en boga de Glockenbachviertel. Más que diminuto, este bar recién abierto es la versión muniquesa de la célebre Xampanyeria barcelonesa. Sin rodeos, Múnich necesita estas pequeñeces.
Recién inaugurado, la prensa local se apresura a comparar el fresco y enano Palau de Múnich con la archifamosa Xampanyeria de Barcelona, uno de los bares preferidos por los turistas en la Ciutat Vella. Sin entrar en comparaciones y teniendo en cuenta que todavía queda mucho camino por recorrer, las intenciones son claras y certeras: Palau quiere ser un bareto donde el cava rosat corra a raudales acompañado de unos buenos bocatas. Todo a un precio por debajo de la media y sin renunciar a la calidad. Es decir, el bueno, bonito, barato de toda la vida.
Del cava cabe subrayar que se trata del mismo de la Xampanyeria catalana, el Can Paixano –por ahora- en sus versiones Rosat y Selecte. Y si bueno es el vino, nada malos son los costes: 1,5 € por copa o 9 € por una botella de 75 cl. Otras bebidas en cartel son la cerveza Crew Ale (2,9 €) o la fritz-kola (1,75 €).
Como acompañamiento, Palau se limita de entrada a unos cuantos bocatas clásicos: el de lomo de cerdo, el de ternera, la opción de pollo u otra vegetariana, con precios que van de los 2,2 € a los 3,8 €. Nada más, ni tapas ni otras complicaciones para un espacio que tampoco se lo puede permitir. Y es que esta champañería muniquesa es casi tan pequeña como la cocina de un Wohnung de dos ambientes, o lo que es lo mismo: no hay lugar para mesas, únicamente para una barra en forma de ele sobre la que apostarse.
Por último el servicio y el ambiente. El sello de Palau lo imprime el Can Paixano, que no es poco, y la experiencia de Martin -a la barra- después de varios años de vivir en Barcelona, la verdadera. El tono es realmente interesante, con una atmósfera de barecillo, aunque en las antípodas del refrito y la caspa, con música de fondo más próxima a Jamiroquai que a Peret. Y es que no estamos en la Barceloneta.
En resumen, si Palau no se pierde por el camino, a buen seguro se convertirá en unos de los bares más apetecibles del ya de por si apetitoso Glockenbach. Y Múnich, que necesita de estas pequeñas cosas que lo alejen del sambenito de ciudad aburrida y conservadora, lo agradecerá.
(Intuyo que quedó bastante claro, pero más vale que los interesados en algo parecido a un restaurante se abstengan de visitar Palau o se atengan a las consecuencias. Los amigos del cava, también obvio, disfrutarán por dos pesetas.)
“Cava catalán en Munich a 1,5 euros por copa”
Más información:
Thalkirchnerstr. 16
Abierto de lunes a miércoles de 11 a 23 horas; de jueves a sábado de 11 a 01 de la madrugada; domingos cerrado
Abendzeitung (28 noviembre 2012): Die Münchner Champagneria
achtneun.com (20 noviembre 2012): Barcelona gibt’s jetzt auch in München
Abierto diariamente partir de las 17:30 horas (hasta después de medianoche)
Cómo llegar:
U-Bahn U1, U2, U3 o 06. Parada en Sendlinger Tor