Ayer se celebraron las elecciones regionales en Baviera. Como siempre, ganó la Unión Social Cristiana (CSU), el mismo partido democristiano y conservador que ha venido gobernando ininterrumpidamente el land desde 1957. Con toda probabilidad, seguirán mandando en Baviera durante los próximos cinco años. Han perdido la mayoría absoluta, sí, pero mantienen 20 puntos de diferencia con el principal partido de la oposición (37% frente al 17% de los Verdes), y el pacto con cualquiera de las fuerzas minoritarias (excepto los liberales) les alcanza para gobernar. Entre ellas, encontramos los Freie Wähler, partido independiente de tendencia conservadora y localista cuyo programa converge en determinados puntos con el de la CSU. Es decir, un socio potencial a la vista. Por tanto, ni siquiera conseguir un gobierno estable les debería resultar difícil.
A pesar de esto, no hay un solo analista en el país que no destaque lo excepcional del resultado electoral arrojado esta vez por las urnas en Baviera. ¿Por qué? Aquí tratamos de aportar nuestro breve análisis para no iniciados, en diez puntos:
1. Debacle hstórica de la CSU
En cualquier democracia parlamentaria del mundo, ganar unas elecciones con el 37% de los sufragios sería motivo de celebración. En Baviera, para la CSU, no. Y es que la Unión Social Cristiana gobierna en la región de forma ininterrumpida desde 1957. Además, desde 1962 siempre lo ha hecho con mayoría absoluta, excepto en la legislatura entre 2003 y 2008. Entonces la irrupción del partido independiente Freie Wähler les hizo “caer” hasta el 43,4% de los votos. Aquella vez no fue tan dramático, con la segunda fuerza (SPD) 25 puntos por debajo o una participación electoral bajísima (57%). Con respecto a 2013, pierden 10,5 puntos porcentuales.
Para darle un poco más de perspectiva al resultado electoral en comparación con otros marcos: Angela Merkel ganó las elecciones generales alemanas de 2017 con un 26,8% de los votos, un 33% si sumamos su partido, la CDU, y la CSU (partido hermano en Baviera).
Los medios locales no han ido con medias tintas: “La vieja CSU ha muerto” (Sueddeutsche Zeitung), “Debacle de la CSU” (Spiegel Online), “El final de una casi-monarquía”, se atreve a titular Cicero, magazine de cultura política.
2. El SPD, condenado a la insignificancia
Si lo de la CSU es pésimo, lo del SPD es todavía peor. Vale que el partido socialdemócrata alemán nunca ha sido fuerte en Baviera (desde la II Guerra Mundial, solamente superó en voto a la CSU en las elecciones de 1950 y desde 1994 nunca ha alcanzado el 30% de porcentaje de voto), pero en esta ocasión, su resultado son palabras mayores. O, mejor dicho, palabras menores.
El SPD ha perdido 10,9 puntos porcentuales, y pasa de ser la segunda fuerza del parlamento bávaro (20,6%) a ser la quinta fuerza, con apenas un 9,7% de los sufragios. Se ve superada por los Verdes (Die Grüne), los mencionados Freie Wähler y, especialmente doloroso, por el partido de derecha y populista Alternativa por Alemania (AfD). Tendrán 22 diputados en el nuevo parlamento, sentados en una esquina, un trago especialmente amargo para un partido de gobierno.
Este resultado, por cierto, podría provocar fuertes sacudidas en el SPD a nivel central, como también en el Gobierno de Angela Merkel. La líder estatal del SPD, Andrea Nahles, se enfrenta en breve a un congreso interno, del que podría salir descabezada por la corriente crítica del partido, que lleva meses clamando contra la Gran Coalición. Si eso pasa, o incluso para evitar que eso pase, la ruptura de la mencionada Gran Coalición (gobierno de Merkel, con la CDU, la CSU y el SPD) no sería descartable.
3. Los Verdes alcanzan la mayoría de edad
Parece que da mucho morbo la entrada de los radicales de derecha en el parlamento bávaro, pero no hay que obviar que el gran triunfador de las elecciones es el Partido Verde (die Grüne). Ya hace tiempo que le van comiendo la tostada al SPD, incluso se han consolidado como partido de gobierno en algunos territorios importantes (Baden-Würtenmerbg). Ahora pasan a ser la principal fuerza de la oposición en Baviera, con un histórico 17,5% de los votos, más del doble que en 2013.
Su mensaje lo define con tino Ana Carbajosa, la corresponsal de El País en Alemania: “un discurso claramente proeuropeo y contrario a la política del miedo y la instrumentalización de los refugiados. Katharina Schulze, colíder Verde es la otra cara de la moneda de la política bávara. Su eterna sonrisa y su mensaje positivo contrasta con la imagen de hombres enfadados y enfrentados que emana de la cúpula de la CSU. Los Verdes han sabido además ofrecer una versión alternativa del patriotismo bávaro, que pasa por poner freno al urbanismo que consideran descontrolado y por el respeto al idílico paisaje venerado por sus habitantes”.
4. Alternativa por Alemania, la derecha radical se queda a medias
Si la derecha radical ha llegado para quedarse en Alemania, o no, el tiempo lo dirá. Pero que están sabiendo canalizar el descontento de parte de la población con las políticas sociales de los diferentes gobiernos a raíz de la última crisis económica y la llegada masiva de refugiados a Alemania, es una certeza.
En las elecciones bávaras se ha traducido en la entrada del partido Alternativa por Alemania (Alternative für Deutschland, AfD) en el hemiciclo, de cara a la legislatura 2018-2023, con 22 diputados (los mismos que el SPD) y el respaldo de un 10,2% de los votantes. Su discurso ha calado especialmente en entornos rurales y zonas próximas a la frontera con Chequia y Austria (feudos tradicionales de la CSU). Llevan meses recorriendo pueblos de la Alta y la Baja Baviera en lederhose, tratando de convencer al votante de a pie que no son nazis, sino alemanes de bien hastiados del contexto político/económico/social actual. Que nadie se equivoque, no hablan del Tercer Reich; hablan de los refugiados sirios que llegaron en su momento al polideportivo del pueblo.
Dicho eso, cabe recordar que se las prometían muy felices, y al final se han quedado a medias. Llegaron a soñar con alcanzar el 20% de los votos, las encuestas les dieron como segunda fuerza en intención de votos durante algún tiempo, y se han tenido que conformar con entrar en el Landstag como cuarta fuerza. Ahí están.
(Y así se han vendido en la campaña electoral:)
5. Los Freie Wähler tienen la llave
El partido independiente Freie Wähler ha cosechado su mejor resultado electoral de siempre, un 11,6% de los votos, son la tercera fuerza, y una opción preferente para la CSU, de cara a formar gobierno. Su líder ya ha avanzado que van a aprovechar su posición de fuerza, y la debilidad de la CSU, en caso de que estos los requieran como socios de gobierno. Conservadores marcando la agenda política de otros conservadores.
6. Los liberales vuelven a la cámara, sin capacidad para ser decisivos
El Partido Liberal (Freie Demokratische Partei, FDP), regresa al parlamento bávaro tras su batacazo en las pasadas elecciones. Han conseguido romper la barrera del 5% por los pelos (5,1%). Cabe recordar que esta formación ha jugado un papel de partido bisagra en la política alemana, desde la II Guerra Mundial, ayudando a consolidar gobiernos tanto de democristianos como socialdemócratas. Esta vez no podrán ejercer ese rol, pues sus once diputados, sumandos a los de la CSU, son insuficientes para logra una mayoría absoluta.
7. La izquierda no cuaja en Baviera
El partido de izquierdas Die Linke, ha crecido en votos hasta llegar al 3,2% del total. Todavía falta para entrar en el parlamento, donde las fuerzas por debajo del 5% quedan excluidas.
Video electoral de Die Linke para Baviera. /DIE LINKE
8. Los independentistas bávaros siguen sin lograrlo
Tuvo su momento de gloria en los años 50, pero el Bayern Partei, partido conservador, tradicionalista… y, por encima de todo, bávaro (hasta el extremo de abogar por la independencia de Baviera), sigue sin conectar con la población. A pesar de tener un caladero amplio de votos. Sus mensajes son similares a los de AfD en determinadas ocasiones; a los de la CSU en muchas otras; a los de los Freie Wähler en una cuantas. Pero su capacidad de movilización queda a años luz. Han sumado el 1,7% de los votos. Los trachten no pasan de moda en Baviera, pero los suyos huelen demasiado a naftalina.
9. La participación, alta
La participación en las eleciones regionales ha alcanzado el 72,4%, es el mejor dato desde 1982. En 2013 fue del 63, y cinco años antes, del 57.
10. ¿Y Berlín?
Leer el resultado electoral en Baviera (segundo land más poblado, punta de lanza de la economía alemana y territorio histórico) en clave estatal resulta complicado. De lo que no hay duda es de que este va a provocar movimientos importantes en Berlín, tanto en la CSU, como en el SPD, y en la CDU de Merkel.
Para empezar, cabe pensar que la CSU (repetimos, partido hermano de la CDU de Merkel, pero circunscrito exclusivamente a Baviera) va a suavizar sus mensajes antimigración, incluso la posición crítica con la canciller sostenida durante los últimos meses. El ministro del interior y presidente de la CSU, Horst Seehofer, emite un discurso tan próximo al de Alternativa por Alemania (simplificando: “la culpa de todo la tienen Merkel, y los inmigrantes… y, un poquito también, Europa”), que ha terminado por expulsar de su casa a cientos de miles de votantes. Según Spiegel online: unos 180 000 han preferido el original a la copia (votantes de la CSU que han pasado a votar a AfD), unos 180 000 han pasado a votar a los Verdes y unos 170 000 han ido a parar a los independientes de Freie Wähler.
Uno podría pensar entonces que Angela Merkel sale reforzada, pues su socio más incómodo en los últimos meses estará calladito un tiempo. Tampoco exactamente, pronto llegan más jornadas electorales en otros länder, donde los democristianos se presentan con la marca CDU, la de Merkel. Nuevas pérdidas masivas de votos o derrotas en feudos regionales supondrían un castigo a las políticas de la canciller.
Además, está el SPD y su profunda crisis. Las juventudes del partido van a aprovechar el resultado lamentable en Baviera para volver a la carga contra sus dirigentes, y la Gran Coalición, pues consideran que la socialdemocracia alemana está cavando lentamente su tumba, al dejarse fagocitar por la CDU a través de los sucesivos gobiernos de Gran Coalición con Merkel. Si los jóvenes del SPD son capaces de tumbar el gobierno central o no, lo veremos en los próximos meses.
Más información
Puedes consultar los resultados en detalle (en alemán) en estos dos espacios: