Al sur de la Estación Central de Trenes, Hauptbahnhof, aguarda uno de los vecindarios más multiculturales de Múnich. El barrio de la estación es hogar de casas de apuestas, restaurantes de comida rápida, sportsbars, templos del sexo… También de hoteles.
Habiendo recibido numerosas consultas sobre la seguridad en el barrio de la Estación Central de Trenes de Múnich, el Bahnhofviertel junto a Hauptbahnhof, creo que es importante arrojar algunos datos para que cada uno prepare su viaje en consciencia.
Para empezar, tengo la certeza que la preocupación del viajero por este distrito enmarcado en Ludwigsvorstadt deriva del hecho que incluye un total de 110 establecimientos hoteleros, lo que supone casi un tercio de los 397 que existen a nivel municipal. Esto es, se trata del lugar que concentra la tercera parte de las camas hoteleras disponibles en Múnich (15.700 sobre algo más de 50.000), o lo que es lo mismo: es lo primero que ven muchos turistas que, o bien se alojan en la zona, o bien la usan como nudo de transporte para sus excursiones con base en la misma Estación Central de Trenes.
Sobre el componente urbanístico del barrio, expuesto como está ante los viajeros y muy próximo al centro y al recinto del Oktoberfest, se ha convertido a lo largo de las últimas décadas en una pequeña ciudad temática dedicada al turismo, el ocio barato y el comercio del sexo.
Aunque en la zona hay unos pocos hoteles de cinco estrellas, abundan los establecimientos de clase media y baja, hostales, que en algunas calles como Schiller o Goethe conviven con sexshops, clubs de alterne, casas de apuestas, restaurantes de comida rápida o supermercados regentados por asiáticos.
Según las mismas estadísticas municipales, éstos también son una parte importante del vecindario en Ludwigsvorstadt, donde el 27,5% de la población es extranjera. Es un barrio, en cualquier caso, más bien poco habitado –que no concurrido, gracias al turismo–, con un total de 50.000 habitantes.
Por otro lado, al urbanismo, la emigración masiva o el turismo de toda condición cabe sumar que la plaza de la estación, la Bahnhofplatz, se ha convertido en un nido de pobreza y marginación en medio de una de las capitales más pudientes de Alemania y Europa.
Es interesante comentar al respecto que, a pesar de la riqueza de Múnich, la distancia entre ricos y pobres no deja de crecer en los últimos años y, según publicaba hace unos meses el mismo periódico Süddeutsche Zeitung, casi uno de cada cinco muniqueses vive por debajo del umbral de la pobreza. En 2012 eran 253.000 personas, 120.000 de las cuales sobreviven directamente gracias a los subsidios.
Y todo esto sale a la luz junto a Hauptbahnhof, ya que algunas de estas personas en situación de exclusión social, con problemas de dependencia a las drogas o el alcohol, pasan muchas horas del día arremolinadas ante la puerta principal de la estación, cuyo aspecto a su vez es lúgubre de por sí debido a unas obras que parecen nunca terminar.
Seguridad
De todas formas y dada la preocupación por la seguridad de muchos viajeros, es importante señalar también que el Bahnhofviertel de Múnich no presenta problemas graves de inseguridad hasta la fecha.
Existe un gran control policial en la zona, como en la ciudad en general, e incluso la Policía tiene su base en Ludwigsvorstadt en una de las alas de la misma estación de trenes.
Nunca está de más tomar algunas precauciones, pero los robos con violencia son una rareza tanto de día como de noche.
En cuanto al porqué de tantos hoteles en la zona, hay que tener en cuenta que se encuentra muy cerca del centro histórico, donde el suelo escasea y su precio es intocable para muchas empresas, así como del recinto donde se celebra Oktoberfest. De igual manera, la Hauptbahnhof ejerce de punto de referencia para muchos viajeros que llegan a Múnich en tren o S-Bahn desde el aeropuerto.
En resumen, el barrio de la Estación Central de Múnich, más que probable destino para el común de los viajeros que pasan por aquí, seguramente sea uno de los más feos y desagradables que uno pueda visitar en la ciudad. Lo importante es tener en cuenta que no es un lugar inseguro y que más allá de Sonnestrasse, la calle que nos conduce al Altstadt, nos aguarda una ciudad con muchas más cosas que ofrecer.