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Linderhof: homenaje de Luis II a Versalles a partir de una cabaña

Linderhof: homenaje de Luis II a Versalles a partir de una cabaña

El palacio de Linderhof, en plenos Alpes bávaros, es el único de los tres palacios construidos por Luis II que el rey pudo ver terminado. Un pequeño homenaje a la Monarquía Absoluta de Francia en medio del bosque.

Linderhof
Linderhof, desde el parque. /@jordi_orts

Ubicado en el valle de Lindertal, a pocos kilómetros del pueblo de Ettal y de la frontera con el Tirol, y rodeado de montañas, encontramos el pequeño palacio de Linderhof. Se trata del único de los tres –Linderhof, Neuschwanstein y Herrenchiemsee impulsados por Luis II de Baviera, el conocido como Rey Loco, que el monarca pudo ver terminado antes de su prematura muerte en 1886.

Rodeado de bosques y flanqueado por un curioso parque, la construcción del Palacio de Linderhof arrancó oficialmente en 1869, cuando un joven Luis II decidió transformar en una villa palaciega la cabaña de caza que su padre poseía en la zona.

Rápidamente la obra evolucionó y la llamada Königshäuschen, una vivienda de inspiración alpina, se transformó en el palacio que hoy conocemos. Aunque la construcción terminó unos 10 años después del inicio, en 1885, un año antes de la muerte del rey, se llevó a cabo la última fase de la obra, que supuso la ampliación del dormitorio.

Königshäuschen, previa al palacio de Linderhof. /BAYERISCHE SCHLÖSSER

En un primer momento, Luis II encargó al arquitecto de corte Georg Dollmann diferentes proyectos para su palacio en Ettal, caso de una construcción de inspiración bizantina finalmente rechazada.

Boceto del palacio bizantino, de Dollmann. /BAYERISCHE SCHLÖSSER

Homenaje a Versalles

Así el proyecto final de estética neobarroca, condicionado por una parcela angosta y con un desnivel considerable, trata de rendir homenaje al palacio de Versalles y la Monarquía Absoluta de Francia. Tanto desde el exterior como, especialmente, desde el interior.

Linderhof: homenaje de Luis II a Versalles a partir de una cabaña
Vista lateral de Linderhof. /@jordi_orts

En el vestíbulo de la planta baja, por ejemplo, encontramos una escultura ecuestre de Luis XIV de Francia, así como un bajo relieve de homenaje en el techo, donde se representa el sol (en referencia al mismo Luis XIV, Rey Sol) y el lema de los borbones franceses: Nec Pluribus Impar.

Ya en la planta superior, la planta noble, la decoración recargada de los ambientes parece trasladarnos a la Corte francesa del siglo XVII. También los retratos y esculturas de reyes y nobles franceses, como las de Luis XIV y Luis XV en la misma sala del trono.

Linderhof: homenaje de Luis II a Versalles a partir de una cabaña
Planta de Linderhof, piso superior. /BAYERISCHE SCHLÖSSER

El dormitorio, directamente, es un homenaje al de Luis XIV, con su cama elevada con dosel y la balaustrada que la precede. En las paredes, escenas de la vida en Versalles o pinturas del mismo Rey Sol.

La sala culminante del palacio seguramente sea el Salón de los Espejos, una sala de lectura cargada de obras de arte. No obstante, todavía no se trata de una copia formal del salón homónimo en Versalles, algo que sí fue ejecutado posteriormente en el palacio de Herrenchiemsee, el tercero de los construidos por Luis II, en este caso en una isla en el lago de Chiem.

Parque

El palacio de Linderhof está rodeado por un delicado jardín diseñado por el paisajista Carl von Effner e inspirado, entre otros, en los jardines del palacio de La Granja, en España.

Fue construido entre 1874 y 1880 e incorpora elementos de diferente naturaleza. Por ejemplo, junto al palacio se hallan parterres propios del Barroco, salpicados de fuentes, esculturas o vasijas de bronce. Destaca la fuente central, dedicada a la diosa Flora y con un chorro que levanta el agua hasta 22 metros de altura. Funciona cada 30 minutos, en primavera y verano.

Linderhof: homenaje de Luis II a Versalles a partir de una cabaña
Plano del parque de Linderhof. /BAYERISCHE SCHLÖSSER

Muy cerca, junto a las escaleras que dan acceso al templo de Venus, encontramos un precioso árbol el cual, sin embargo, rompe con la simetría del lugar. Se trata de un tilo (Linde) de unos 300 años de antigüedad, el cual probablemente aporte el nombre al palacio (Linderhof podría traducirse como “patio del tilo”).

Detrás del palacio también se halla una zona de parterre, con una fuente dedicada a Neptuno y una cascada artificial. Operativa del 15 de abril al 15 de octubre, se encuentra en rehabilitación desde invierno de 2018.

Alejados del palacio encontramos varios pabellones. Destacan el quiosco morisco y la casa marroquí. El primero (Maurischer Kiosk) se ubica al este del palacio, en una pradera, y Luis II lo compró tras su montaje en la Exposición Universal de París de 1867. También procedente de la Exposición Universal de París, pero de la de 1878, adquirió Luis II en pabellón marroquí (Marokkanisches Haus). Este se ubica entre árboles, al oeste.

Gruta

Sin duda, el elemento más peculiar del parque de Linderhof es la Gruta de Venus. Se trata de una caverna artificial inspirada en la ópera Tannhäuser de Richard Wagner, la cual se esconde en la ladera septentrional de los jardines.

Un delirio de lugar que solamente abren unos meses al año y, lamentablemente, permanecerá cerrado hasta (previsiblemente) 2024 por rehabilitación.

Oculta en la ladera de los jardines septentrionales de palacio, la Gruta de Venus fue erigida entre 1877 y 1878, por orden directa del rey Luis II y bajo la dirección del escenógrafo August Dirigl. Considerada la cueva artificial más grande de Europa, su planta supera los 100 m2 y evoca el escenario del primer acto de la ópera de Wagner Tannhäuser, así como la Gruta Azul de Capri.

Sus estalactitas y estalagmitas están cuidadosamente elaboradas de tal forma que, en la oscuridad del lugar, parecen auténticas. Fue construida combinando yeso, alquitrán y hierro, si bien los accesos están hechos a base de piedra natural.

El interior de la cavidad cuenta con un pequeño lago, así como con una cascada y un sistema de iluminación, todos ellos artificiales. En este sentido, cabe destacar que la Gruta de Venus de Linderhof supuso la primera gran instalación eléctrica de Baviera, inicialmente con luces en color rojo y azul, tratando de evocar en este caso la Gruta Azul de Capri.

También dispuso de siete calderas para la climatización interior del lugar, tanto en invierno como en verano. Estas permitían calentar el ambiente pero también el agua del lago, cuya temperatura se podía establecer por encima de los 30º.

Igualmente revolucionario resultaron otras aplicaciones del inmueble, como una máquina para la generación de olas artificiales en el agua o un aparato que proyectaba el arco iris en el ambiente.

La gruta de Venus de Linderhof está inspirada en la ópera Tannhäuser de Richard Wagner. El pintor August von Heckel es el autor del mural que se aprecia detrás del estanque, Tannhäuser en Venus, en relación con la citada historia.

Asimismo, Luis II usó la gruta como lugar para escuchar música, para lo que disponía de un mirador sobre la misma. Los músicos, por su parte, tocaban junto al agua.

Por otro lado, el pequeño lago contaba con una barca similar a la utilizada en la ópera wagneriana Lohengrin.

Otros elementos de interés del parque son la capilla de Santa Ana, la reproducción de la Königshäuschen o el pabellón de música.



Visitas

El palacio de Linderhof, como el de Neuschwanstein, forma parte de la red pública de palacios de Baviera. Aunque queda lejos de los 1,5 millones de visitantes de este otro, es una de las atracciones más visitadas de Baviera, con unos 400 000 visitantes anuales.

A pesar de todo, es relativamente sencillo conseguir una entrada. Excepto en las horas punta de temporada alta, no suelen formarse colas ni largas esperas para la visita, que se hace en pequeños grupos de unas 30 personas, dadas las dimensiones reducidas del inmueble. La visita suele ser en inglés o alemán, aunque hay textos traducidos al español, con las explicaciones. En Bayern a medida ofrecemos tours en español que incluyen la visita.
El precio de la entrada general es de 8,5€, con rebajas en algunos casos. Los menores de 18 años no pagan entrada.

Sobre los horarios de visita, abre todos los días, excepto el 24, 25 y 31 de diciembre, así como el 1 de enero. De abril a mediados de octubre, abren de 9 a 18 horas; de mediados de octubre a marzo, la apertura es de 9 a 16 horas.

El parque y sus pabellones permanecen cerrados en invierno, por lo general cubiertos bajo la nieve. También la gruta (en rehabilitación).

*Actualmente puede haber restricciones y cambios en la organización de las visitas debido a la pandemia de Covid-19. Consultar información en la web del palacio.

Cómo llegar desde Múnich

Llegar para una excursión de día desde Múnich es posible por carretera. Son unos 95 km, algo menos de hora y media.
Hay que seguir la autopista A95 en dirección a Garmisch, por ejemplo hasta el final de la misma. En Oberau hay que tomar el desvío a Ettal y luego pasar este pueblo, para desviarse finalmente al valle de Lindertal. Aquí la ruta:

Más información

www.schlosslinderhof.de


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Aterrizado en Múnich por casualidad y establecido por convencimiento, Jordi es un periodista reconvertido felizmente a guía. Editor de Muniqueando y colaborador freelance en varias revistas, ha convertido su pasión por los viajes (y por Baviera) en una profesión. Es guía oficial de Múnich y socio en Bayern a medida. En temporada alta pasa más tiempo en los Alpes que en su casa. Adora los tours por Múnich, especialmente si son en bicicleta.

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