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El sobrepasado palacio de cuento

Si hay una atracción turística mundialmente popular en Baviera, esa es, por encima de todas las posibles candidatas, el palacio de Neuschwanstein. A los pies de los Alpes, recibe millones de visitantes, muchos de ellos en excursión de día desde Múnich.

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Palacio de Neuschwanstein, desde el puente de María

Construido sobre un risco a la falda de los Alpes, el de Neuschwanstein es el palacio más visitado de Baviera y una de las principales atracciones turísticas de Alemania. Solo en 2015, sus habitaciones registraron más de 1,5 millones de visitantes, a los que cabe sumar cientos de miles de turistas que solamente optaron por pasear junto a sus muros, o bien voluntariamente, o bien al quedarse sin entrada.

Impulsado por el rey Luis II de Baviera, la construcción de Neuschwanstein empezó en 1869, y, todavía sin acabar, se interrumpió definitivamente diecisiete años más tarde, en 1886, tras la inhabilitación y posterior muerte del monarca.

El rey, que había pasado desde su infancia largas temporadas de descanso en Schwangau entre lagos y montañas, decidió construir un palacio a semejanza de los castillos medievales, en una roca sobre el desfiladero de Pöllat.

Así se lo hizo saber por primera vez al compositor Richard Wagner, a quien financió y con quien mantenía una estrecha relación, en 1868. Precisamente a Wagner y sus obras están dedicados los murales de la inmensa mayoría de habitaciones del palacio, de la misma manera que el diseño exterior no fue obra del arquitecto de la Corte, sino que fue Christian Jank, pintor escénico y colaborador de Wagner para sus óperas, quien realizó los primeros bocetos.

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Boceto de Christian Jank. / BAYERISCHE SCHLÖSSERVERWALTUNG

El palacio, a semejanza de un castillo, está catalogado de historicista, con numerosos elementos tomados del arte románico. También hay elementos de carácter gótico, como el dormitorio de Luis II. En su interior no faltan, por otro lado, equipamiento de vanguardia para la época, como ventanas de vidrio con perfilaría metálica, calefacción o una completa cocina industrial.

Lamentablemente no está terminado, al parar las obras en el verano de 1886, tras la repentina muerte de Luis II a los 40 años de edad. Esta es una de las razones que hacen que la visita interior sea especialmente breve, un total de 30 minutos de audioguía (disponible en español) por las principales salas nobles del edificio.
La otra razón fundamental, es la presión turística a la que está sometida el lugar, con más de 6000 visitantes diarios al palacio en los días de temporada alta. Debido a la gran afluencia de público, la visita se organiza en grupos de 50 personas, que completan el recorrido acompañados, cuando no apremiados, por un trabajador del castillo.

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Plantas de los pisos visitados. / BAYERISCH SCHLÖSSERVERWALTUNG


Visita

Actualmente, Neuschwanstein forma parte de la red pública de palacios de Baviera. Hay dos opciones de conseguir una entrada: o bien haciendo cola en el Ticket Center, más o menos larga según la temporada del año (de hasta 3 y 4 horas en verano); o bien haciendo una reserva online, mejor con varias semanas de antelación. En este caso, se cobran unas tasas de reserva, de 1,8€/pax.

El precio de la entrada general es de 12€, con rebajas en algunos casos. Los menores de 18 años no pagan entrada.

Sobre los horarios de visita, Neuschwanstein abre todos los días, excepto el 24, 25 y 31 de diciembre, así como el 1 de enero. De abril a mediados de octubre, abren de 9 a 18 horas; de mediados de octubre a marzo, la apertura es de 9 a 16 horas.

Cómo llegar desde Múnich

Llegar para una excursión de día desde Múnich es relativamente sencillo, al existir numerosas alternativas para el turista. Por libre, se puede llegar por carretera o bien en tren.

Para llegar por carretera desde la capital, hay que seguir la autopista A96 en dirección a Lindau, por ejemplo hasta Landsberg am Lech. En este punto hay que tomar la carretera B17 en dirección a Schwangau, primero, y, Füssen posteriormente. Son unos 125 km de trayecto.

En tren, solamente hay una alternativa: tomar un tren regional hasta Füssen. Salen cada hora, y algunos de ellos obligan a hacer trasbordo a mitad de camino, en Buchloe. Conviene preguntar al revisor. El trayecto dura unas dos horas y lo mejor es usar la oferta de billete Bayern Ticket.

En caso de querer un viaje sin preocupaciones, e interpretado, hay una completa oferta de tours en español desde Múnich. Los hay en tren y en autobús en grupo, y también servicios privados en minivan. Los precios de las excursiones son variables, según el tipo de servicio.

Una vez en Hohenschwangau, la pedanía de Füssen donde se ubica Neuschwanstein, hay que caminar 1,5 kilómetros de subida desde los aparcamientos a la puerta del palacio. Excepto cuando hay nieve, hay servicios de autobús y carros que transportan a los turistas que no quieren andar. Estos cuestan entre 2 y 6€ por persona.

También en este caso hay que contar con la probabilidad de largas colas de espera, al tratarse de una atracción sobrepasada en los últimos años, con una gran concentración de visitantes durante varios meses al año.

Más información:

Alpseestrasse 12, 87645 Hohenschwangau

Web oficial: www.neuschwanstein.de


Aterrizado en Múnich por casualidad y establecido por convencimiento, Jordi es un periodista reconvertido felizmente a guía. Editor de Muniqueando y colaborador freelance en varias revistas, ha convertido su pasión por los viajes (y por Baviera) en una profesión. Es guía oficial de Múnich y socio en Bayern a medida. En temporada alta pasa más tiempo en los Alpes que en su casa. Adora los tours por Múnich, especialmente si son en bicicleta.

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