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Fuera de ruta: algunos buenos lugares en los que perderse según Marta Montalvo

Marta Montalvo, o @montymodi, arquitecta, muniquesa desde 2012 y autora del blog la libreta roja, nos invita a salir por un momento de los itinerarios convencionales para pasar un buen rato en Múnich. Sus propuestas: música jazz, teatro, gastronomía y, lógico, naturaleza.

Podría haber sido un decálogo, o una lista de cinco buenos lugares en los que perderse en Múnich según Marta Montalvo, pero es una lista de siete como lo podría haber sido de once. Aquí la cantidad no importa, se trata simplemente de recoger las recomendaciones de una bloguera que ha tratado de huir de lo mayoritario, “o lo que ya se ha publicado”, para intentar sumergirse o sumergir al lector en un ambiente alternativo. Son algunos rincones muniqueses, según @montymodi:

Empezando por la Universidad
Un buen lugar para empezar es la TUM (Universidad Técnica de Múnich). Allí, en en la escuela de arquitectura y en el centro del animado Maxvorstadt se encuentra una cafetería con una de las mejores vistas de Múnich. Desde su terraza se puede divisar la ciudad entera.  Nombrada Café Vorhoelzer por el arquitecto Robert Vorhoelzer que fue una vez rector, como buen café de arquitectos el color que sale a relucir es el blanco. Tiene un buffet de desayuno y pequeños tentempiés. En caso de que pidas un cappucino, el barista te hará un pequeño dibujo en la espuma. Alguna tarde van DJ’s y hacen sesiones en directo y si encima hace un poco de buen tiempo, la terraza se llenará a reventar y no cabrá ni un alfiler.

Vista panorámica desde el Vorhoelzer. /MARTA MONTALVO

Vista panorámica desde el Vorhoelzer. /MARTA MONTALVO

Sin salir de la zona universitaria, en este caso en la zona conocida como Kunstareal y junto a las pinacotecas, se encuentra una pequeña heladería artesanal, cuya parada debería ser obligatoria antes de visitar cualquier pinacoteca y si el sol luce lo suficiente. La heladería Balla Beni es bien conocida por los locales y en los días de más calor se forman largas colas. (Se puede llegar a esperar más de media hora). ¿Y por qué tanto alboroto? Son escasos los sabores que tiene pero son cien por cien artesanos. Además cuenta con sus dos sabores estrella; limón con albahaca y chocolate con jengibre. Cada día tienen unos 10 sabores diferentes pero poco importa cual elijas, siempre será un acierto. Tras elegir el número de bolas que estemos dispuestos a comernos, te preguntan qué helado quieres probar para darte una cucharada. Además la tarrina es de barquillo con lo que es (prácticamente) todo comestible.

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Guardando cola en Balla Beni. /MARTA MONTALVO

En mi caso, de ahí siempre voy directa a los jardines de la vieja pinacoteca, a disfrutar del helado en un pequeño oasis verde.

Algo de música en directo
No es el único club de jazz muniqués, pero es tan interesante como céntrico. En pleno Goetheplatz, se encuentra un mínisculo bar de jazz llamado Mister B’s. Una auténtica barra americana, cuatro mesas y sillas tapizadas en verde se ofrecen como escenario de distintas bandas de jazz. El dueño del local, Mr B, también parece totalmente sacado de una película americana. Ofrecen pequeños conciertos prácticamente todos los días. Sin duda un pequeño rincón secreto en la gran ciudad.

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Música en vivo en Mister B’s. /MARTA MONTALVO

Si el tiempo lo permite, en busca del verde
(En verano no hay dudas, pero durante el resto del año estas recomendaciones se ciñen al clima.) En cuanto sale el sol y la temperatura sube un poco, los muniqueses salen a los lagos, al Englischer Garten y al Isar a remojarse. Aunque ahora la época de baños quede lejos, para mí hay un pequeño rincón en el Isar, junto al puente peatonal, Flauchersteg, al cual van los locales y escasos turistas. La zona de “baño” es algo menos peligrosa ya que la corriente es menos fuerte. Con los rayos de sol se llena de familias y de jóvenes que además de bañarse hacen barbacoas.

Baño en el Isar. /MARTA MONTALVO

Baño en el Isar. /MARTA MONTALVO

Sin alejarse del cauce fluvial, muy cerca del Deutsches Museum, en pleno barrio de Au se encuentra una pequeña cafetería/restaurante con gran encanto. Hablo del café Hüller; pequeño y llevado por una familia alemana, ofrecen comidas caseras (no sólo alemanas sino ricos risottos) además de buenas tartas alemanas. La decoración es sencilla y alegre. Además ofrecen música en directo y alguna que otra exposición. Sin duda un lugar acertado para comer.

Finalmente y para los amantes del teatro, en el Englischer Garten hay otro pequeño rincón escondido. Se trata de un pequeño anfiteatro (Amphitheater im Englischen Garten) en el que, cuando las temperaturas lo permiten se representan todo tipo de obras en diferentes idiomas. Sin duda una manera menos rígida de disfrutar del teatro.

Más información:
La libreta roja, de Marta Montalvo

Aterrizado en Múnich por casualidad y establecido por convencimiento, Jordi es un periodista reconvertido felizmente a guía. Editor de Muniqueando y colaborador freelance en varias revistas, ha convertido su pasión por los viajes (y por Baviera) en una profesión. Es guía oficial de Múnich y socio en Bayern a medida. En temporada alta pasa más tiempo en los Alpes que en su casa. Adora los tours por Múnich, especialmente si son en bicicleta.

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