Brenner

25 mayo, 2013

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Con una fantástica terraza y un local excepcional, el Brenner Grill ofrece una cocina mediterránea estándar casi más propia de una comida informal o de trabajo. Escondido detrás de la lujosa Maximilianstrasse, ubicación y ambiente aseguran unos precios algo hinchados.

Logo de Brenner

Recogido en todas las guías, casi más por el genial interior –a medio camino de lo tradicional y lo contemporáneo– que por la delicadeza de su comida, el Brenner no goza en cambio de la mejor aceptación atendiendo a la críticas que circulan por internet.

Aún así, me decidí a conocer este local por mis propios medios. Tras la visita, comprendo perfectamente que forme parte de cualquier revista gastronómica que hable de Múnich, de la misma forma que la clientela no lo destaque precisamente por su comida.

Integrado en un grupo de catering que gestiona varios locales, en el Brenner Grill encontramos una carta variada que incluye platos de pasta, ensaladas, carnes o pescados y mariscos a precios variables. De hecho, los clientes más caprichosos pueden escoger entre solomillo de ternera o platos de gambas –desde 25 a 100 €-, mientras que los de presupuesto más acotado pueden conformarse con ensaladas o platos de pasta partiendo de 10 euros. En cualquier caso, la comida es simplemente correcta, preparada en ocasiones ante el cliente y sin grandes pretensiones.

Quizás por las características culinarias del local, casi más especializado en acoger bien al personal con un servicio atento, Brenner y su terraza suelen estar repletos de hombres de negocios y gente guapa que lo escoge para una comida de trabajo o una simple pausa en medio de una jornada de compras. En realidad, Brenner goza de cierta popularidad en la zona de Maximilianstrasse, a espaldas mismo del Teatro Nacional de Baviera y la calle más lujosa de la ciudad.

En líneas generales, se trata de un local elegante sin llegar a ser exclusivo –ni pretenederlo– en el barrio antiguo de Lehel. Una especie de bar para gente cool en el que es posible pasar un buen rato gracias a principalmente a cosas superfluas como la decoración o el ambiente.